La historia de estas cámaras nace con el invento de la película autorevelable por el doctor Edwin Land en 1947.
Las cámaras actuales son de dos tipos: en unas, tras hacer la foto se tira de una lengüeta y se saca una copia que, tras esperar unos segundos, se separa en dos capas: un negativo y un positivo. En el otro sistema no hay que tirar de nada y la foto sale sola y se autorevela.
Ambos sistemas, actualmente con patente exclusiva de Polaroid, se basan en la existencia de una ampollas de reactivos incluidas en la hoja, que revientan al salir por los rodillos de la máquina. Lógicamente sólo utilizan película en hojas, y con una serie de formatos específicos para ella.
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